Salir, Caminar y Observar

Un ilusionista haciendo bailar una baraja de cartas entre sus manos

haciendolas desaparecer y reaparecer alternativamente

volar y girar cual pequeñas aves revoloteando.

Haciendo magia y trucos ante la gente con tal gracia y habilidad

que la gente se amontonaba alrededor para observar el espectáculo

mientras a unos pasos un hombre vestido con plumas

tocaba canciones de The Beatles con una flauta

Me imaginé en ese momento que era el siglo XI

y me encontrab ante el escenario de Barber y Rob J. con el carromato rojo detrás.

Me preguntaba si alguien más podía en ese momento

imaginar lo que yo estaba viendo.

Entonces un fuerte viento se levantó desde el final de la calle

arrastrando hojas y polvo asi como las cartas del mago.

entonces me alejé mirando el cielo gris que se oscurecia lentamente en nubes

y pude sentir pequeñas gotas frias de lluvia.

Para mi decepción la lluvia no llegó como lo había anunciado

y el cielo siguió gris.

Sentí nostalgia profunda 

y  más tarde pude ver de nuevo la Luna.

Sigue sonriendo.

Pero esta vez, parecía sentir la misma nostalgia

que me embargaba, pues las nubes la bloqueaban de tal forma

que la hacían ver desvanecida y difuminada.

El Palacio de Bellas Artes es el edificio que más me gusta de la ciudad

aquí un fragmento de la despcripción del escritor Carlos Monsiváis

para quienes no conocen el edificio en México.

“En 1934 se inaugura el Palacio de Bellas Artes, con un acto de gala y soireé. A todos asombra el edificio iniciado por el italiano Adamo Boari, y concluido por el mexicano Federico Mariscal de Art Decó. A la monumentalidad del “pastel de bodas”  contribuyen su estructura de acero, la forma de embudo que logre la acústica conveniente, los 24 metros de longitud del escenario, la fachada de mármol de Carrara, las butacas (hechas en Francia), el mármol de Querétaro y Nuevo León, los trabajos escultóricos encomendados a artistas europeos, la cortina (de Tiffany) de mosaicos de cristal sobre lámina de acero (1 millón de cristales opalescentes). A esta opulencia el público debe corresponder –eso se espera- enriqueciéndose culturalmente “desde la apariencia”.

“Típicamente, el continente determina el contenido, y el Palacio de Bellas Artes (o Bellas Artes, como nada más se le dice), en el tiempo de su debut garantiza el rango social o la decisión de su ascenso de clientela. 

El Palacio inhibe y estimula, impregna a sus frecuentadores de la voluntad de sentirse distintos, mitiga la pesadumbre de no vivir en las metrópolis…

Amén

Me senté cerca de una columna, con los actuales reflectores rojos,

en honor a Japón por la catástrofe reciente, irradiando con fuerza su luz

me perdí en las luces, los ruidos de la gente, la ciudad y mis pensamientos.

 Estaba sólo y me permití inmiscuirme en pláticas ajenas que alcanzaba a escuchar.

Un sujeto le platicaba a su novia, que lo observaba con tanta atención

que parecía que no existía nada mas que él, acerca de Tesla.

Dos chicos se sentaron a mi lado, tan cerca como si yo no estuviera ahi

o estuviera con ellos, sobre de la ambición humana

por el poder, la riqueza y el control

Escuché lo que hablaban e incluso dentro de mi opinaba y pensaba en ello.

Hasta que se levantaron y se fueron e hice lo mismo como si realmente

fueramos juntos.

Caminé más y vi tantas cosas más.

Hoy fué buen día porque descubrí lo que me hacía falta para tener la inspiración

y que mi mente volviera a divagar y analizar como antes lo hacía.

Me encanta eso!